La costa desde Tarragona hacia el Barcelona es una romería. Las flores azules del romero en flor van en paralelo al verde esmeralda del mar. De repente, aparece el antiguo y abandonado sanatorio para tuberculosos, en un enclave único y me entran unas ganas de restaurarlo para devolverlo a su magia original.
Es un día sin sol pero sin temperaturas extremas. Las vistas largas y los escasos visitantes invitan a la contemplación.